sábado, 31 de julio de 2010
viernes, 30 de julio de 2010
jueves, 29 de julio de 2010
Brujitas
Érase una vez, una malvada bruja que vivía en el bosque. Un día se sentó en una gran piedra con las piernas cruzadas mientras que con la mano derecha sostenía su cabeza inclinada. La ceja izquierda se elevaba respecto de la otra, que permanecía en su lugar. La nariz respingada y muy larga parecía salírsele de la cara. Su boca, diminuta y cerrada, no dejaba escapar ni un poquito el aire.
Antes de continuar contándoles esta historia, les propongo un ejercicio: busquen un lugarcito adonde poder sentarse y traten de imitar a la bruja; eleven una ceja, respinguen su nariz con una mano y con la otra sostengan su cabeza inclinada. ¡Ah! Y no olviden hacer sus bocas pequeñitas. ¿Listo? Bien, así se encontraba la bruja Dora, con su escoba voladora, enojada y enfadada. ¿Querrán saber por qué? pues, porque no tenía a quien embrujar. Y Ustedes saben cuál es el oficio de las brujas, hacer brujerías.
Entonces, después de mucho enojarse, patalear, lloriquear y hacer berrinches, la bruja Dora, con su escoba voladora, tuvo una gran idea: decidió hacer burbujas. Ya saben, un poquito de jabón añadido al agua y a burbujear.
La bruja conservaba un libro ancestral que había sido de su tatarabuela, donde figuraba una receta fenomenal para hacer pompas, entonces puso manos a la obra y preparó el siguiente brebaje:
- Cien litros de agua,
- Cincuenta litros de jabón,
- Ciento setenta y cinco gotitas de jugo de remolachas,
- Treinta y cinco sobres de gelatina sin sabor, mucha azúcar y glicerina (para evitar que las burbujas se rompan)
Entonces, después de mucho enojarse, patalear, lloriquear y hacer berrinches, la bruja Dora, con su escoba voladora, tuvo una gran idea: decidió hacer burbujas. Ya saben, un poquito de jabón añadido al agua y a burbujear.
La bruja conservaba un libro ancestral que había sido de su tatarabuela, donde figuraba una receta fenomenal para hacer pompas, entonces puso manos a la obra y preparó el siguiente brebaje:
- Cien litros de agua,
- Cincuenta litros de jabón,
- Ciento setenta y cinco gotitas de jugo de remolachas,
- Treinta y cinco sobres de gelatina sin sabor, mucha azúcar y glicerina (para evitar que las burbujas se rompan)
Y es así que, la bruja Dora, con su escoba voladora, se dirigió con el brebaje al bosque. Consiguió un calderín (de esos que suelen usarse para cazar mariposas), le quitó la red y usó el aro para soltar las burbujas al aire. Claro, como debía hacer mucha fuerza y no podía soplar, se le ocurrió conseguir un ventilador. A la cuenta de tres lo encendió y “¡sss sss sss!” miles de pompas de jabon se desparramaron por el bosque. ¡Eran enormes, danzarinas y muy coloridas!
_ “Burbujin burbujera pin pun pan y afuera” _ pronunció la bruja sus palabras mágicas, y las burbujas viajaron en dirección a la aldea vecina “glu! ¡glu!“ Grandes y niños salieron de sus casas para verlas, preguntándose de dónde procederían. Entonces, trataron de alcanzarlas y también de estallarlas cuando de pronto la bruja Dora llegó al lugar con su escoba voladora. De nuevo, dijo sus palabras mágicas _ “Burbujin burbujiola, una burbuja sola”
_ “Burbujin burbujera pin pun pan y afuera” _ pronunció la bruja sus palabras mágicas, y las burbujas viajaron en dirección a la aldea vecina “glu! ¡glu!“ Grandes y niños salieron de sus casas para verlas, preguntándose de dónde procederían. Entonces, trataron de alcanzarlas y también de estallarlas cuando de pronto la bruja Dora llegó al lugar con su escoba voladora. De nuevo, dijo sus palabras mágicas _ “Burbujin burbujiola, una burbuja sola”
Todas las burbujas que se desplazaban por el aire se acercaron y se mezclaron hasta formar una sola, que más que una burbuja parecía un burbujón.
Lo terrible fue que todos los aldeanos quedaron atrapados dentro de ella, y treparon y saltaron y la golpearon intentando romperla, pero no lo lograron.
“¡Ja ja ja!”, la bruja Dora, con su escoba voladora, volvió a reír a carcajadas. Ya no estaba enojada ni enfadada.
Lo terrible fue que todos los aldeanos quedaron atrapados dentro de ella, y treparon y saltaron y la golpearon intentando romperla, pero no lo lograron.
“¡Ja ja ja!”, la bruja Dora, con su escoba voladora, volvió a reír a carcajadas. Ya no estaba enojada ni enfadada.
Sin embargo, la risotada le duró lo que una palmada “¡plas!” Los aldeanos hicieron una esfera humana, se enredaron con pies y manos y bamboleándose de un lado al otro, lograron estirar tanto al burbujón que explotó como un estruendoso cañón “¡bum!” La bruja Dora, con su escoba voladora, salió disparada con la explosión.
Y este cuento se termina con la bruja Dora y su escoba voladora en el norte de la China.
Y este cuento se termina con la bruja Dora y su escoba voladora en el norte de la China.
Fin
Muchos años atrás, cuando el mundo era aun muy joven,
salvajes y maravillosas creaturas
corrían libres por todas partes.
El mas hermoso de todos ellos era el Unicornio.
salvajes y maravillosas creaturas
corrían libres por todas partes.
El mas hermoso de todos ellos era el Unicornio.
Constantemente perseguido por los poderes magicos de su cuerno, el Unicornio no era fácil de capturar.
No solo era suave y gentil,
sino también extremadamente rápido,
seguro y agraciado,
lo que frustraba hasta los más expertos casadores.
No solo era suave y gentil,
sino también extremadamente rápido,
seguro y agraciado,
lo que frustraba hasta los más expertos casadores.
Pero lo que aseguraba la captura segura del Unicornio,
era la ayuda de una joven e inocente moza.
Pues a la creatura le atraía su pureza,
se acercaba confiado y descansaba su cabeza en las piernas de la joven.
era la ayuda de una joven e inocente moza.
Pues a la creatura le atraía su pureza,
se acercaba confiado y descansaba su cabeza en las piernas de la joven.
Era así como la indefensa y despreocupada creatura era capturada. Y de esta manera,despues desaparecieron todos los Unicornios.
¡Oh, el mundo ahora lamenta la perdida de este ser tán mágico!
Y ahora que es demasiado tarde,
aun extrañamos su belleza.
¡Oh, el mundo ahora lamenta la perdida de este ser tán mágico!
Y ahora que es demasiado tarde,
aun extrañamos su belleza.
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